Crítica - ¡Madre!

La historia de la humanidad

Título original: Mother!

Sinopsis:

     La tranquila vida de una joven mujer con su esposo es interrumpida por una serie de personas que llegan a su casa inesperadamente, y quienes, poco a poco, comienzan a hacer de su existencia un auténtico infierno.

Reparto:

Jennifer Lawrence como la madre
Javier Bardem como Él
Ed Harris como el hombre
Michelle Pfeiffer como la mujer
Brian Gleeson como el hijo menor
Domhnall Gleeson como el hijo mayor

Análisis e impresión:

     Antes de empezar con mí análisis, debo decir que ya sé que se ha hablado bastante y se han dado todas las interpretaciones y explicaciones posibles sobre este film, pero por ser lo que es, y el impacto que ha causado, siento que no puedo dejar de hablar sobre él, aunque pudiera parecer repetitivo. Asimismo, esta reseña contendrá SPOILERS.

     Una de las películas más polémicas de los últimos años, siendo comparado el revuelo que causó con el de La Naranja Mecánica al momento de su estreno, en 1971. Escrita y dirigida por Darren Aronofsky, el hombre detrás de cintas como PiRéquiem por un Sueño y El Cisne Negro. Aronofsky es alguien que ha demostrado fascinación por jugar con la mente de los espectadores, enganchándolos en una intensa historia existencial, en la que suele haber algún factor, ya sea exterior o intrínseco, que perturba la aparentemente tranquila vida de las personas, y en varios casos, las destruye. Con excepción de Noé, las películas del director neoyorquino siempre mantienen esa senda psicológica. Y con ¡Madre! eleva la intensidad de su juego a un nivel superlativo. Una película de terror, con un trasfondo tan cruel, intenso y real que, de verdad, causa pánico.



     Muchos que han visto este film han observado que cuenta la historia de una pareja donde uno de los dos cónyuges es famoso, y esa fama termina por arruinar la vida de ambos. Sí, podría ser. Pero eso es muchísimo más superficial, y ciertamente no es el tema que pretende tocar. De lo que en sí trata es muy simple: cuenta la historia de la humanidad, todo lo que hemos hecho desde que aparecimos en el mundo, nuestro impacto en el planeta Tierra, todo lo que él sufre; y la guía para contar esta historia no es nada más ni nada menos que la Biblia. Jennifer Lawrence interpreta a una personificación de la Tierra -Madre Tierra, Gea, Gaia o Pachamama la llamaban algunas de las diferentes culturas de la antigüedad- quien es el alma de la casa donde viven (el planeta en sí). Se preocupa porque todo esté en orden, y porque todos sean felices. Javier Bardem interpreta al mismísimo Dios (fijándose en los créditos, todos los nombres, actores y personajes, están escritos en minúsculas, excepto el de Él), a quien Aronofsky coloca como esposo de la Madre Tierra. Él es un escritor, un poeta, un creador, muy famoso y reconocido, con unas cuantas obras publicadas, pero que ahora experimenta bloqueo del escritor. En la casa donde habitan viven tranquilamente ellos dos solos, hasta que una noche se aparece un hombre (Ed Harris). Él a la primera lo invita a quedarse en la casa, ante una Madre que no está muy convencida de ello. El hombre, quien es gran fanático de las obras de Él, padece una enfermedad terminal, y durante un momento en el que está tosiendo y descamisado, se observa una herida a la altura de sus costillas. A la mañana siguiente, se aparece una mujer (Michelle Pfeiffer), quien resulta ser la esposa del hombre. Este matrimonio representa a Adán y Eva, los dos primeros seres humanos que llegaron a la Tierra, y se hace una clarísima referencia al pasaje de la Biblia donde se menciona que Dios creó a Eva a partir de una costilla de Adán. Madre se siente cada vez más incómoda con los inesperados invitados, especialmente con la mujer, quien termina siendo bastante imprudente, impertinente y entrometida, una referencia a que por la curiosidad impertinente y desafortunada de Eva fue que la humanidad cayó en el pecado; y ésto lleva, precisamente, a que la pareja termine rompiendo un valioso diamante que Él tenía como tesoro en una de las habitaciones (aquí tenemos a la manzana del Edén y al pecado original), lo que provoca la ira de Él, y que los eche de esa habitación, prohibiéndoles para siempre su entrada en ella (la expulsión de ambos del Jardín del Edén). Madre, cuando va a pedirles que se vayan de la casa, los encuentra en un lujurioso acto sexual, alegoría a los inicios de los pecados que cometería la humanidad.



     Luego, se aparecen los dos hijos de la pareja (interpretados por los hermanos Gleeson), peleando por el testamento que ha dejado su padre. El menor parece más resignado, pero el mayor, dejándose llevar por la ira, ataca y golpea a su hermano menor hasta que lo mata. Aquí están Caín y Abel. Y, a todas éstas, Él intenta mediar en medio de la pelea, y luego se encarga del muchacho herido, estando junto a su lado cuando muere, acrecentándose más su presencia divina. Tras ésto, Madre cree que todo se ha acabado, pero la pareja regresa, e inclusive, se aparecen muchas más personas, todas llamadas por Él quienes empiezan a violentar la casa, desatando un caos. Un caos que llega a su fin cuando rompen un fregadero, provocando una inundación y Madre los echa sin compasión de la casa -alegoría al Diluvio Universal-. Luego, Madre y Él tienen una discusión en la cual Él dice que lo único que quería era "traer vida a la casa", lo que se puede traducir a "traer vida, a los humanos especialmente a la Tierra, al planeta". La discusión termina intempestivamente cuando ellos dos acaban teniendo sexo, y concibiendo a un hijo, tras lo cual Él se cura de su bloqueo de escritor y escribe su más grande obra. La referencia es a la promesa que hizo Dios de traer un hijo a la Tierra, su más grande regalo a los hombres; y Madre, desde mi punto de vista, deja de ser solamente la Madre Tierra, sino que pasa a ser también la Virgen María, la madre del Hijo de Dios.

     Aquí llegamos al punto en el que la cinta comienza a ser aterradora. Madre, con un embarazo avanzado, y creyendo que ya todo lo malo ha pasado, prepara una velada romántica con su esposo, cuando de nuevo empiezan a llegar hordas de personas fanáticas de Él, enloquecidas con su nueva obra. Y hordas verdaderamente salvajes, que se comportan de una manera realmente espantosa. Un caos mil veces peor que el que había ocurrido antes. Cualquier cosa imaginable pasa allí. Hurtos, violencia, muerte... de todo -hay escenas que recuerdan el horrible mundo post-apocalíptico de Niños del Hombre, de Alfonso Cuarón-. Además, montaban alteres con fotos de Él, venerándolo. Y ésto es una clarísima alegoría a la era contemporánea en la que estamos viviendo, en donde los humanos hemos hecho todo lo posible, y en todas las maneras, para hacerle daño a nuestro planeta; a pesar de que muchos de nosotros adoramos a un Dios, no percatándonos de que Él nos dio éste hogar. Madre, horrorizada, por más que pide que paren todas las barbaries, nadie la escucha. En medio de todo, entra en trabajo de parto, y nace el hijo de ambos. El Hijo de Dios. Los multitud se calma, pero piden ver al bebé, para adorarlo. Madre se niega, pero Él lo lleva a donde están las hordas de personas. Y éste es el clímax de la película. El momento verdaderamente aterrador, causante de pánico e hiriente de susceptibilidades. La multitud toma al bebé y comienza a pasárselo entre todos. Madre intenta detenerlos, pero no puede evitar que, en una de esas, maten a su bebé. Y cuando ella llega ante un extraño hombre que le habla sobre la muerte y que "él está aún con nosotros", descubre que su cuerpo ha sido descuartizado, y los otros están comiéndose su carne. Referencia más que obvia a Jesús, el Hijo de Dios muerto a manos de la humanidad; y al sacramento de la Comunión, en el que, figurativamente, se come su carne. Furiosa, Madre arremete contra ellos, pero la superan y comienzan a golpearla. La Madre Tierra siendo golpeada por la humanidad, de nuevo. Cuando Él llega, dice, ante una aparentemente arrepentida multitud que llora por lo que han hecho, que hay que perdonarlos. Que la muerte de su hijo no puede quedar en vano; como la muerte de Jesús sirvió para perdonar los pecados de la humanidad. Pero Madre no lo soporta. Ella está muerta por dentro, demostrándolo el corazón que se vuelve piedra. Lo único que puede hacer, es acabar con todo. Y es lo que termina haciendo. Ante las súplicas de Él, ella vuela la caldera de la casa, y todo explota en llamas. El fin del mundo. El Apocalipsis. Todos mueren, excepto Él -sin siquiera un rasguño-, y Madre, quien está completamente quemada, y al borde de la muerte. Lo último que hace antes de morir, es ofrecerle a Él su amor, todo lo que le queda. Él le extrae el corazón, que inmediatamente se vuelve carbón, y en el centro, un diamante. Un diamante igual al que había antes, destruido por el hombre y la mujer que habían llegado primero. Lo coloca en el mismo lugar de la casa en ruinas... y todo vuelve a estar como antes. Un nuevo comienzo. Una nueva oportunidad. Sí, esta película es aterradora. Nos cuenta nuestra historia. Todo el daño sin cesar que desde nuestra mera llegada al mundo como especie le hemos causado a nuestro planeta. A nuestro hogar. Estamos colapsando. Basta con ver a nuestro alrededor para darnos cuenta de que vamos por un camino autodestructivo. Pero, ese diamante del final significa que podemos tener una nueva oportunidad, una nueva esperanza de resurgir y hacer las cosas bien. Así lo veo yo. Por más tétrica que sea la forma de contarnos esta historia, es un final esperanzador. Y seguro el director lo hizo con esa intención también.



     Hablando ya del trabajo de dirección y del reparto, excelentes todos. Aronofsky dirige y maneja su historia estupendamente, en todos los aspectos. De pie y aplausos. Y los actores, todos magníficos. Todos. Como curiosidad, el compositor islandés Jóhann Jóhannsson había compuesto una banda sonora para la película, sin embargo, tanto Aronofsky como él acordaron que sería mejor dejarla sin música, lo cual fue, a mi gusto, uno de sus grandes aciertos, ya que se siente todo aún más como si fuera uno que lo estuviera viviendo, aparte de que el silencio aumenta muchísimo la tensión que desde un principio tiene la cinta.

     Bueno, para finalizar esta extensa reseña, diré que ¡Madre! no es un film para todo el mundo, obviamente, porque su contenido es un terror absolutamente real, y que el director procura encargarse de que deje huella en nosotros. Es muy perturbadora e intensa, sí. Pero éste es el tipo de películas que, de verdad, valen la pena. Por todo lo bien elaborada que está, a nivel técnico y a nivel de historia, es que le doy la calificación perfecta.


Lo bueno de la película: Absolutamente todo.

Lo malo de la película: Absolutamente nada.

Puntuación final: 10/10     ★★★★★








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