Series - Black Mirror (Temporada 1)


     Han pasado 8 meses desde la última vez que publiqué algo en el blog. Estoy experimentando esta etapa de la vida que se llama "adultez" y las responsabilidades que ésta trae consigo. Son estas responsabilidades las que me han apartado de hacer precisamente esto, escribir reseñas y las últimas novedades del séptimo arte. Sin embargo, he procurado que no me impida seguir apreciando este arte que amo, por lo que no he dejado de consumir películas (excelentes, buenas, regulares, malas y espantosas), así como otro tipo de producto el cual, hasta ahora, no disfrutaba tanto como lo disfruto ahora (cuestiones de la ya mencionada "adultez", supongo): las series, y es mi deseo iniciar mi primera reseña de una serie con una que, a pesar de en teoría ser de ciencia ficción, posee un aterrador apego a la realidad, razón por la cual se ha convertido, sin dudas, en mi favorita: Black Mirror (quiero agradecer públicamente a mis amigos Sam y Adolfo por la recomendación e insistencia).

     Black Mirror fue originalmente concebida por el británico Charlie Brooker quien, inspirado por la emblemática serie de televisión La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone), comenzó a escribir su propia antología: una temporada, tres capítulos con historias diferentes e independientes entre sí, que fueron finalmente estrenadas por el canal 4 del Reino Unido en diciembre de 2011, con una premisa muy clara e inteligente, disfrazada de ficción pero que, en el 95% termina siendo terroríficamente real en nuestro mundo real, donde nada parece imposible: el lado oscuro de la tecnología. Las pantallas de los celulares, computadoras, televisores, tablets, y demás dispositivos electrónicos. Esos espejos negros que usamos y que nos vemos reflejados en ellos a diario, y que pueden ser nuestros mejores amigos... y también nuestras peores pesadillas.

     Así pues, iniciamos revisando la primera temporada de la serie que, como muchas series de origen inglés, está conformada por sólo 3 episodios.


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The National Anthem

Una locura animal para comenzar 

     El Primer Ministro británico Michael Callow (Rory Kinnear, más conocido por su papel de Bill Tanner en las últimas películas de James Bond) recibe una llamada en la madrugada: la princesa Susana (Lydia Wilson), la miembro más querida de la Familia Real, ha sido secuestrada. La única demanda del secuestrador se sale absolutamente de todo lo convencional para este tipo de situaciones: quiere que, esa tarde, el Primer Ministro aparezca en televisión teniendo sexo con un cerdo, de lo contrario, la princesa morirá. Gracias a Internet, la noticia es suceso mundial en cuestión de minutos, anulando al instante los esfuerzos del Callow de mantener el asunto en secreto. La ética y principios de Callow, naturalmente, lo llevan a no cumplir con la insana exigencia, y a intentar de todo para rescatar a la princesa antes de que se cumpla el plazo. Pero entre los medios de comunicación, que con tácticas bajas corrompen a parte de su equipo, y la presión popular, terminan empujando al Primer Ministro al borde del precipicio. Además de ver la increíble (y muchas veces grosera) influencia que tienen los medios y las redes sociales sobre nosotros hoy en día -algo que no va más sino en crecimiento-, el grueso de este episodio para mí es lo asquerosamente morbosos que podemos llegar a ser como personas. El ver cómo la gente dejaba desiertas las calles para congregarse en cualquier lugar que tuviera un televisor y así ver si se llevaba a cabo por fin el obsceno acto, es algo que parece tan insólito y difícil de creer... pero tan real. Mucha gente por desgracia es así. Esperan que cualquier prójimo esté en el suelo para seguirle dando, sin saber por qué y sin importar lo que cueste, y solamente para poder satisfacer el placer perverso de ver sufrir a otro porque sí. Es sumamente triste, pero muy real también, por desgracia. También está el tema de la ética ¿Qué debió haber hecho Michael Callow? ¿Cumplir con la demanda del secuestrador, salvar a la princesa, y los votos de su electorado? ¿O seguir sus principios y no ceder ante nada, por respeto a sí mismo y a las personas que él amaba? Al final, ganó algo y perdió algo. La cuestión es qué fue lo que ganó y qué lo que perdió. Así sin anestesia empezaba la serie. Y si así llovía ¡pues que no escampara!

Lo bueno del episodio: Todo.

Lo malo del episodio: Nada.

Puntuación final: 10/10     ★★★★★

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Fifteen Million Merits

Degeneración social a mil

     En un futuro distópico, los jóvenes son encerrados en unas especies de campos de concentración y divididos en clases: los obesos, encargados del mantenimiento de las instalaciones; los pedaleadores, quienes proveen de energía a las instalaciones pedaleando varias horas al día en una bicicleta fija, a la vez que ganan en una especie de moneda llamada "mérito"; y las celebridades quienes, luego de pagar con suficientes méritos para hacer una audición en un reality show, pueden vivir una vida llena de lujos inimaginables, perteneciendo a la industria del entretenimiento. Bing (interpretado por Daniel Kaluuya, el mismo que protagonizó ese bodrio sobrevalorado llamado ¡Huye!), es un joven pedaleador que ha heredado los méritos de su hermano fallecido. En medio de ese ambiente sumamente hostil, en el que nadie se relaciona con nadie, a menos que sea para insultarlo o burlarse, Bing conoce a Abi (Jessica Brown Findlay), una joven con una hermosa voz para el canto, y la anima a concursar en el reality show. Para ello, Bing le regala a Abi los 15 millones de méritos que cuesta la audición. Sin embargo, la audición no sale como esperan y Abi termina sufriendo la mayor humillación posible por parte de los jueces (a uno de los cuales da vida Rupert Everett). Bing entonces se resuelve a que se escuche su voz de protesta contra ese sistema del terror, conviertiéndose casi en un superhéroe para el espectador. En un mundo donde la tecnología absorbió por completo a los humanos, sacando lo peor de sí mismos, humilládose, insultándose, discriminándose, menospreciándose; sin relacionarse para bien y sin tener una vida plena, él hará que su voz se oiga. Pero lamentablemente, aunque hizo un gran intento por cambiar el sistema, éste terminó siendo más fuerte que él. Es un final devastador, por lo que representaba Bing en medio de toda esa descomposición social. Si no hacemos algo, este futuro distópico pronto tendrá lugar en nuestro mundo real. Por todo lo que representa, éste es mi episodio favorito de la temporada. Genial en toda regla.

Lo bueno del episodio: Todo.

Lo malo del episodio: Nada.

Puntuación final: 10/10     ★★★★★

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The Entire History of You

¡Te acostaste con el otro!

     En un mundo donde casi todos los seres humanos tienen unos implantes con forma de grano, que les permiten reproducir -literalmente- ante sus ojos, todos sus recuerdos -y cuando lo hacen, parecen los replicantes Nexus de Blade Runner-. Liam (Toby Kebbell) y Ffion (Jodie Whittaker) tienen un matrimonio y una familia feliz. Un día, sin embargo, Liam comienza a sospechar que Ffion le está siendo infiel con Jonas (Tom Cullen), un viejo amigo de ella. Se confrontarán y lastimarán de forma muy dolorosa, mucho más en comparación a que si no tuvieran el famoso implante. Debo decir que, si bien la introducción de este dispositivo en el universo de la serie ha sido una idea genial, discreparé bastante con la mayoría de los fanáticos de la serie, porque para mí, este es el peor episodio, tanto de la temporada como de toda la serie, aún sin ser completamente malo. ¿Por qué digo esto? Porque veníamos de dos episodios magistrales donde el trasfondo en la sociedad contemporánea era una hipotética pero muy probable, dolorosa y aterradora realidad -más allá de que en Fifteen Million Merits el mundo era más fantasioso, la descomposición social no lo era-, y aquí se mandan con una historia digna de una telenovela gafa de las 9 de la noche de una mujer infiel y un marido cornudo. Perdón, pero este episodio no aporta más que la hipotética tecnología del grano, y eso para el resto de la serie, porque del resto, de la esencia de la serie que es aportar a la realidad, no tiene nada de nada. Es entretenido, sí, y en una buena medida, pero más nada. Luego de verlo, me fijé en que este episodio ha sido el único, de toda la serie, que no escribió Charlie Brooker. Se nota. Espero que no se vuelva a bajar del barco de ahora en adelante (menos mal que ya no lo hizo en los siguientes 16 episodios).

Lo bueno del episodio: La introducción del implante del grano, algo trascendental para el futuro de la serie. Entretiene.

Lo malo del episodio: Su absurda historia novelera.

Puntuación final: 7/10     ★★★★★1/2 

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     Primera temporada de esta serie de culto, lista. A pesar de bajar la calidad en su último episodio, Black Mirror tuvo un comienzo magnífico. Volveremos pronto al universo del terror tecnológico, reseñando la segunda temporada ¡Hasta entonces!




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