Crítica - Midsommar

 Paganismo maldito

Sinopsis:

     Luego de sufrir una horrorosa tragedia, Dani, su novio Christian y sus amigos Josh, Mark y Pelle viajan a una pequeña comunidad rural de Suecia, de donde es éste último, para presenciar una celebración muy especial, que ocurre cada 90 años, con motivo del solsticio de verano. Pero, con cada día que pasa y rito del cual son testigos, el grupo se perturba y asusta cada vez más, dándose cuenta que quedaron en medio de un sangriento festival pagano de proporciones terroríficas.


Reparto:


Florence Pugh como Dani

Jack Reynor como Christian

Vilhelm Blomgren como Pelle

William Jackson Harper como Josh

Will Poulter como Mark

Archie Madekwe como Simon

Ellora Torchia como Connie


Análisis e impresión:

     Como notaron si leyeron mi reseña de Hereditary, la ópera prima de Ari Aster, sabrán que pienso de ella de todo menos cosas bonitas. Y es que, aunque tiene un buen nivel de suspenso durante las dos horas aproximadamente que dura, la arruina por completo ese final tan simplón y básico. Sí, probablemente el de la cuestión soy yo, que no le gusta ese tipo de terror el cual trata de resolver todo con eso de "lo poseyó un demonio y ya"; pero no lo puedo evitar. No me gustó. Ahora, y como mencioné en aquella reseña, menos mal que, ya sea por cuestión de marketing, pinta o lo que sea que me llamó más la atención, me atreví a ver Midsommar antes que ver Hereditary, porque vaya interesante producto el que me hubiera perdido.

     Acá, la historia comienza bastante antes del verano, en pleno invierno: Dani y Christian son una pareja de novios que no está pasando por su mejor momento. Él la acusa -y vocifera delante de sus amigos- de ser una exagerada y una molestia constante, mientras que ella sufre por sus desplantes y desatenciones; hasta que una desafortunada noche, la tragedia le proporciona un golpe inimaginable a Dani. Ella queda muy mal psicológicamente, sufriendo violentos ataques de pánico y llanto cada vez que algo o alguien le medio recuerda lo sucedido. Tras esto, uno esperaría que Christian, siendo su novio, sería el mayor de sus apoyos y estaría a su lado. Y lo está, en cierta forma, pero distando mucho de ser la pareja atenta y amorosa que uno espera que fuera. Es mas, empieza, a espaldas de Dani, a planear un viaje a Suecia con sus amigos de la Escuela de Antropología en el verano, a visitar a la aislada comunidad de donde es Pelle, uno de ellos, con el propósito de presenciar un festival de solsticio de verano único, que sólo se celebra cada 90 años y así, ir teniendo ideas para sus respectivas tesis. Cuando se entera, naturalmente Dani le reclama a Christian el haberlo mantenido a sus espaldas, arreglándolo éste al invitarla a regañadientes al viaje. A nadie más del grupo le molesta que ella los acompañe, en especial Pelle, quien aparenta tener un interés particular en entablar una relación con Dani. Llega el momento del tan esperado viaje, y son cálidamente bienvenidos por los Hårga (se pronuncia jorga), la comunidad rural sueca de Pelle -tan receptivos que incluso hablan inglés para con sus invitados-. Dani, a pesar de aún tener episodios de crisis producto de su trauma (no es para menos), y de la deteriorada relación con Christian, intenta pasarla lo mejor posible.


     Sin embargo, a medida que el festival progresa, la experiencia se vuelve aterradora: drogas, símbolos extraños, personas mayores saltando de acantilados hacia su muerte y/o ser aplastadas sus cabezas con mazos gigantes cuando no mueren al caer, individuos con malformaciones producto de relaciones incestuosas, propuestas de "apareamiento" grotescas, entre otras cosas, que terminan por desencantar a varios del grupo, especialmente a Dani, y a una pareja de ingleses quienes deciden irse, para que luego "desaparecieran" sin dejar rastro alguno. Además, empiezan a surgir tensiones dentro del grupo de amigos, acusándose los unos a los otros de copiarse el tema de sus tesis; y aparte, la relación de Dani y Christian no hace sino empeorar, aprovechando Pelle esto para acercarse aún más a ella, y ella desde luego, sintiéndose mejor con él. Mientras tanto, Mark y Josh cometen cada uno (tremendas) estupideces con miembros de la comunidad, tras las cuales también "desaparecen".

     El clímax de la película llega cuando, luego de una extenuante competencia, Dani es coronada como Reina de Mayo, siendo cubierta de flores de pies a cabeza y recibiendo un trato, por parte de la comunidad, digno de una reina. Christian, por su parte, es drogado para participar en un muy bizarro ritual (en todo el sentido anglosajón del término bizarro), algo que Dani termina, por accidente, presenciando, provocándole otro ataque de pánico, en el cual sus nuevas "sirvientas" la "acompañan" en su dolor. Esto es la gota que derramó el vaso para ella en cuanto a su noviazgo. Cuando vuelve a sus cabales, Christian intenta escapar, pero es capturado e incapacitado. Finalmente, como parte de los eventos finales del festival, se deben hacer unos sacrificios humanos para "purgar a la comunidad de todo su mal", uno de los cuales debe ser seleccionado por la Reina Dani. No hace falta pensar mucho para saber quién fue. Mientras las personas elegidas como sacrificios son incineradas dentro de un templo construido especialmente para ello, los Hårga comienzan a imitar a Dani mientras ella tiene otro ataque de pánico, para luego esbozar una siniestra sonrisa de placer. Por último, la pantalla se va a negro y empiezan los créditos finales.


     A diferencia de Hereditary, Ari Aster sí nos deja a los espectadores con algo que tenga sustancia y que, al final, se presta para un mayor análisis en esta ocasión; y aunque una de las explicaciones más comunes -incluso, dicha por el mismo director- que es una película sobre el mal rompimiento de una relación amorosa, yo pienso honestamente que la cinta va mucho más allá que ese tema, por más que también pueda ser interpretado así. Para mí, el grueso de la película está en que se trata del shock que nos puede causar una cultura diferente a la nuestra cuando entramos en contacto con ella. Las formas de vida, tradiciones y costumbres de personas que no pertenezcan a alguna de las culturas occidentales -por hablar de uno mismo- o a cualquiera de otro lugar que, cuando entran en contacto con individuos de una distinta, si bien puede ser bueno, también podría haber un impacto más negativo, incluso llegando a producir terror y pánico, para una (o ambas) partes. Sinceramente ¿Qué haríamos si visitamos un lugar y de repente la gente se congrega para ver ancianos saltar de unos riscos? ¿O nos forzan para participar en una orgía ritual? ¿O vemos personas entrar por su propia voluntad en un edificio y presenciar cómo este es incendiado hasta las cenizas con todos adentro? Seguramente, intentaríamos salir corriendo, porque eso sería inconcebible en nuestra cultura, con convicciones y principios tan fuertes que podemos dar incluso muestras de repulsión reflejas de nuestro cuerpo ante cosas como las que acabo de mencionar. Sin embargo, para esas otras culturas, costumbres más o menos parecidas son perfectamente normales. No resultan chocantes ni mucho menos. Con tan sólo revisar libros de historia o en Internet acerca de diferentes culturas actuales (por ejemplo, se me ocurre la ahora famosa tribu nativa de la isla Sentinel del Norte, en Asia suroriental) o del pasado (basta con ver ciertos ritos de las civilizaciones precolombinas en América, los Vikingos en Europa o de las antiguas culturas de China o Japón, por sólo mencionar algunas) podemos imaginar nuestra enorme incopatibilidad si intentáramos convivir con gente de esas culturas. Trasladando esto al filme, todas esas ceremonias y rituales  paganos de los Hårga que generaban tanto desagrado en Dani y los demás foráneos, formaba parte de la forma de vida normalmente para la comunidad, y no les importaba si alguien pensara distinto, ellos seguirían siendo así (de igual manera que cualquier cultura real y actual pensaría, incluso nosotros). Para mí, el mayor punto del cual se puede hablar de este filme es precisamente ése.

     Otra cosa que me ha puesto a pensar de la película es que, para mí, el pueblo Hårga era un lugar maldito. Si se fijan bien, apenas llega el grupo allí, empiezan a ocurrir cosas malas: primero, les dan las drogas que le producen a Dani esa horrible alucinación relacionada con su tragedia, luego, comienzan a pelear entre ellos, por la cuestión del tema de sus tesis; posteriormente, Mark y Josh cometen serias imprudencias las cuales terminan provocando sus "desapariciones" y, finalmente, tras lo que ocurre con Christian y el ritual final del templo incendiado, Dani esboza una espeluznante sonrisa de gusto y placer mientras contempla las llamas, como disfrutando de ese espectáculo. Mi teoría es que el lugar estaba maldito y afectó el comportamiento normal de los recién llegados, tomando actitudes y acciones tan nefastas. Es sólo una teoría, pero visto lo visto, me aventuro a pensar así.


     Quizás lo único que le achaco a la cinta es el hecho de que, a pesar de tener mejor pinta que otras, no deja de generar como cierta sensación de estar a una película de terror barato, y aunque he procurado dejar más que claro que no lo es, no puedo dejar de percibir que, inicialmente, la película se vende como que es menos de lo que es. Y bueno, ya me he extendido mucho con esta reseña. Voy a terminar diciendo que el trabajo de los actores estuvo estupendo (destaco, por supuesto a Florence Pugh), la banda sonora igual; y que disfruté mucho, mucho esta película. Deseo que Ari Aster se mantenga más en esta línea, creando productos de terror como Midsommar: profundos y con sentido, y así creo que todos estaremos felices.



Lo bueno de la película: Es puro terror del bueno, con sentido y profundo.

Lo malo de la película: Inicialmente, podría aparentar que es menos de lo que realmente es.

Puntuación final: 9/10     ★★★★1/2









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