Libros - El Candidato de Manchuria



Sinopsis de la contratapa:

     "El sargento Raymond Shaw regresa de la guerra de Corea condecorado con la 'Medalla de Honor' del Congreso. Su país le convierte en un ídolo. En una escena tumultosa y burlesca, entre fogonazos de fotógrafos y saludos de personalidades, recibe la bienvenida de su madre, mujer dominante, y del marido de ésta, político oportunista. Ambos han decidido valerse de la fama de Shaw para lograr sus ambiciones. Codicia e intriga, crimen y terror desembocan en una revelación irónica. Shaw, peón inconsciente de un juego sutil, víctima de un lavado de cerebro comunista, sufre la presión de poderosas y contradictorias fuerzas que se disputan su alma."

Análisis e impresión:

     Tras más de 6 años de blog, inauguro esta nueva sección en la que hablaré de obras literarias que han sido adaptadas tanto a la pantalla grande como a la chica; y arranco con una la cual tuve el gusto de leer no hace mucho. Una historia atrapante, con mucho suspenso hasta más no poder cuyo trasfondo, por más que esto sea una historia de ficción, es más real y sigue estando más vigente que nunca en el marco de la guerra fría entre las potencias occidentales y las orientales.

     The Manchurian Candidate (El Mensajero del Miedo o El Embajador del Miedo, según sus desubicados títulos en español y los cuales me tomaré la libertad de ignorar y usar la traducción literal del suyo original) es un libro perteneciente los géneros thriller político y thriller de conspiraciones escrito por el americano Richard Condon y publicado en 1959; y el cual ha ido llevado al cine en dos ocasiones, primero en 1962 y luego en 2004. La historia gira en torno a Raymond Shaw, un hombre joven con unos desastrosos antecedentes familiares: su madre, Eleanor, es una ultra conservadora y despiadada mujer con una ambición desmesurada e insaciable de llegar a lo más alto de la esfera del poder de su país, quien no pudo convencer a su esposo y padre de su hijo de sus ideales y compartir sus sueños de poder, divorciándose de él y casándose con el subalterno de éste, Johnny Iselin, un charlatán muy fácil de manipular, perfecto para los planes de ella; tras esto, el padre de Raymond se suicida. Todo esto provoca que Raymond sea un hombre muy antipático, resentido, arisco, acomplejado y sin sentimientos. Para principios de la década de 1950, Raymond está combatiendo en la Guerra de Corea. Allí no tiene relación con ninguno de sus compañeros del ejército, excepto con Bennett Marco, su Capitán, con quien sí se lleva algo mejor. Cuando su pelotón es emboscado, secuestrado y llevado hasta la región del noreste de China conocida como Manchuria por oficiales de inteligencia soviéticos y chinos, Raymond es convertido en un violento y efectivo asesino controlado mentalmente por estos para lograr sus fines. Al resto del pelotón también se les lava el cerebro para hacer creer que Raymond les salvó heroicamente la vida, haciéndole valedor de la Medalla de Honor del Congreso de Estados Unidos.

      Este reconocimiento convierte a Raymond en un ídolo a los ojos de todo el país, haciéndolo prácticamente intocable, además de ubicarlo todavía más cerca de la cima de la esfera política de Estados Unidos, de la cual ya están muy cerca sus despreciables madre y padrastro. Luego de todo lo de Corea y la Medalla de Honor, Raymond consigue un trabajo como periodista de un diario de Nueva York. Años después, recibe la visita de Ben Marco, su antiguo Capitán, ahora Mayor. Durante una noche de diversión con varias mujeres, Marco tiene una pesadilla que no es nada más que un fallo del lavado de cerebro en el que revive el muy verídico momento en el que Raymond asesina brutalmente a dos de sus compañeros a manera de comprobar qué tan bien funcionaba el control mental aplicado en él, durante su estancia en Manchuria. Este fallo del lavado de cerebro en forma de pesadilla no sólo es de Ben Marco, sino de varios exintegrantes del grupo secuestrado aquella vez; además, esta "pesadilla" se vuelve recurrente, afectando bastante la salud mental de Marco. Luego de esto, él y Raymond se alían para investigar qué es lo que realmente sucede, y con qué habrían los comunistas de poner a un asesino controlado por ellos a recibir la Medalla de Honor y ser adorado por el público. Sin embargo, por más que esté consciente de la situación, Raymond no se puede liberar del control mental al que está sometido, siendo puesto a prueba una vez más por los comunistas que le lavaron el cerebro, asesinando al director del periódico en el que trabaja, además de que le asignan un agente para que lo "supervise": Chunjin, el traductor de su pelotón quien les tendió la trampa y entregó a los comunistas durante la guerra. Aparte, se revela que la manera de "activar el modo asesino" en Raymond es sugiriéndole que haga un juego de solitario, y echar las cartas hasta que aparezca la reina de corazones.

     Mientras tanto, Eleanor y Johnny Iselin siguen en su ascenso de nivel en la política norteamericana, eso sí, a base de mentiras, infundir miedo y apelando al nacionalismo para ganarse a la gente; siendo Eleanor la que lleva los pantalones puestos en la relación y al frente de las campañas políticas. Ésta logra convencer a Raymond para que la acompañe en una gira por Europa para ganar aliados, utilizando a la figura de héroe de guerra de su hijo para manipular a las figuras políticas y al público del viejo continente para sus propios fines, cosa que no logra muy bien; sin embargo, estando allí, Raymond asesina a dos importantes figuras socialistas de Francia e Inglaterra ¿por qué haría esto si quienes lo controlan son los soviéticos y chinos? Simple: su madre es quien ahora lo "activa" y controla. Con la finalidad de alcanzar mejor y más fácil sus objetivos en la política estadounidense, ella se alió con sus archienemigos ideológicos, los comunistas, para que ellos le entrenaran un asesino infalible utilizando sus técnicas de control mental. Lo que Eleanor Iselin nunca se esperó es que esta máquina de matar fuera su propio hijo, razón por la que les jura odio eterno y acabar con ellos.

     Tiempo después del viaje a Europa, en una fiesta de disfraces, Raymond se reencuentra con su antiguo (y único) amor, Jocie Jordan, la hija del senador Thomas Jordan, rival acérrimo de Johnny Iselin. Jocie es la única persona en todo el mundo por la que Raymond siente amor de verdad, y sufrió muchísimo cuando su madre armó una trama para separarlos, justo antes de que él fuera a Corea. Sin importar lo que los demás digan, los dos se escapan, se casan y se van de luna de miel. Cuando regresan, viendo sus planes en peligro, la madre de Raymond le ordena matar al padre de Jocie, cosa que hace, pero también la mata a ella por accidente, dejándolo absolutamente devastado a él.

     A todas estas, Ben Marco y su equipo de investigación -entre los que está su nueva novia, quien lo ayuda a superar el trauma del lavado de cerebro- descubren que el detonante del "modo asesino" de Raymond es el juego de solitario con la reina de corazones (esto después de que un cantinero accidentalmente lo "activara" y "ordenara" que saltara al estanque del Central Park). La madre de Raymond lo reprograma para que éste cometa su opus magnus: en la conferencia del partido para nominar a los candidatos, Raymond asesinará al candidato a presidente y, apelando al dolor, ira y sed de venganza por parte de los ciudadanos, Johnny Iselin jura vengarse de los comunistas que "perpetraron ese acto", pudiendo entonces convertirse en presidente para gobernar con carta blanca y hacer lo que le dé la gana, tras lo cual siempre estará su malévola mujer; sin embargo, Marco lo vuelve a reprogramar con nuevas órdenes (sabiendo claro que Raymond no podía curarse del control mental al que había sido víctima). Y, a pesar de los intentos de Chunjin para detenerlo, finalmente el plan de Marco se lleva a cabo: en pleno acto de la nominación, Raymond asesina a su madre y padrastro, justo antes de dispararse en la cabeza, acabando finalmente con toda la pesadilla. Sin dudas, un final inmerecido para alguien quien tuvo una vida tan desdichada y no se puede sentir otra cosa más que compasión, pero dadas las horribles circunstancias, sencillamente no había otra salida, y así, podía encontrar la paz que tanto necesitaba en su vida.

     Como se puede ver, la novela toca los importantísimos temas, desde luego, de las marcadas diferencias entre las grandes potencias del mundo y sus ideologías (los Estados Unidos versus la Unión Soviética y China, capitalismo versus comunismo) -algo que estaba en pleno auge debido a que la Guerra Fría estaba estaba en su máximo cuando el libro fue escrito-, así como también todas las sucias técnicas para hacerse daño mutuamente e imponer estas filosofías, como lo es algo tan aterrador como el control mental y lavado de cerebro utilizando la teoría del complejo condicionado de Pavlov; sin importar el daño que les hacen a los ciudadanos bajo su responsabilidad. Además, hace énfasis en la cuestión de la ambición desmesurada de poder, personificada acá por Eleanor Iselin, igualmente capaz de llevarse por en medio a quien sea, sin importar que sea su propia familia, en especial su hijo, sólo para que al final pueda satisfacer esa necesidad de imponer su manera de pensar en toda una nación, o incluso en el mundo, mientras la gente la adora; pero el karma, que es una cosa tan seria, le llegó justo antes de que pudiera seguir haciendo más daño, y de una manera tan, pero tan insólita, que nadie (ni mucho menos ella misma) lo pudo haber previsto.

Vieja malévola. Mírenla, como si no quebrara un plato...

     Sin embargo, aunque la novela me encantó, a mi parecer, tiene algunos detalles que impiden que le dé puntuación perfecta. Básicamente éstos son que me hubiera gustado que el rol de los comunistas hubiera sido mayor en la conspiración, ya que prácticamente dejan de aparecer luego de que le ordenan a Raymond matar a su jefe y le otorgan todo el control a la madre. Verlos a ellos definir mejor su papel y participar aún más en el complot para infiltrarse en el sistema de gobierno de Estados Unidos habría quedado mejor que hasta donde lo dejaron, creo, y que todo el antagonismo, ya al final de la historia, no cayera solamente en Eleanor Iselin. Y también, no me gustó que el libro terminara tan abruptamente, cuando Raymond se suicida bajo órdenes de Marco y ya. Considero que merecía un cierre más adecuado, algo que sí hace, al menos, la adaptación cinematográfica de 1962, en la que Ben Marco se ve bastante afectado y lamenta por todo lo que Raymond tuvo que pasar, especialmente el haberle ordenado que se quitara la vida, por más que fuera por un bien mayor.

     En fin, un excelente libro, con suspenso y tensión a raudales, que toca temas más vigentes que nunca, y que recomiendo altamente, en especial a los grandes fans de los thrillers, y más las historias políticas, poder y conspiraciones.


Lo bueno del libro: Puro suspenso del bueno. Digna novela del género. Lo aterrador y real de su trama.

Lo malo del libro: Que redujeran el rol de los comunistas hacia el final la trama. El final es muy abrupto.

Puntuación final: 9/10     ★★★★1/2



Comentarios

Entradas populares